viernes, 9 de marzo de 2007

Chicas de plástico.


Cuerpos de plástico. Obsesión por la belleza.
Cuerpos perfectos. Rostros sin arrugas. Orejas,
Pancitas, pómulos, pechos, todo es de plástico.


La obsesión por no envejecer y por tener el cuerpo perfecto se ha masificado. Todos quieren ser jóvenes, todos quieren tener la piel lisita, la mayoría de las mujeres quieren tener el cuerpo perfecto. Y como algunas nacieron con proporciones anatómicas que no encajan con los cuerpos esculturales que sobreabundan en la televisión, recurren a la cirugía estética para procurar un cuerpo escultural aunque terminen transformándose en personas de plástico. Yo no estoy en contra de la cirugía estética si es necesario. Sé que hay personas que lo necesitan. Pero cuando las personas se operan una y otra vez y jamás están contentas con sus cuerpos, esto se ha tornado una obsesión. "El 80% de las mujeres occidentales se sienten insatisfechas con su cuerpo. Un 20% ha pasado ya por el quirófano para remodelar su figura, y de ellas un 40% decide repetir la experiencia", afirma un informe de la Unión Europea.
Los mensajes publicitarios insisten todo el tiempo en que debemos tener un cuerpo perfecto, sin una gota de grasa, tenemos que ser como la modelo esa que parece un ángel. Nadie tiene el derecho a ser como es. Remodelar el cuerpo, cueste lo que cueste, es una obligación. Este es el siglo de la belleza. Este es el siglo donde no existe la vejez ni la muerte. Deseamos ser eternos, jóvenes por siempre. Al igual que otros productos de consumo que nos ofrecen los publicistas, también se consume la cirugía estética. El quirófano nos espera a todos. Los cirujanos están con el bisturí en la mano con el único objetivo de hacernos de plástico. El psicólogo Miguel A. Cueto confirma esta tendencia al tiempo que critica el comportamiento de algunos profesionales: "El cuerpo, en todas las culturas, ha sido y es un objeto de estética, es el símbolo aparente de lo que somos: bien parezco, luego así soy. Por eso son frecuentes las consultas de personas de todas las edades y condiciones sociales que padecen enormemente al no encontrarse bien con su propio cuerpo. En lugar de trabajar para conseguir metas auténticas aparecen todos los 'arreglos' y 'artimañas' posibles para intentar asegurar el no fracaso y el miedo a ser rechazado. Pero la tendencia a compensar lo que no nos gusta de nuestro cuerpo conduce, casi siempre, a problemas psicológicos. Favorecer este comportamiento como padres o madres es nocivo para el buen desarrollo de nuestro hijo/a salvo en casos en los que tenga motivaciones físicas claras. El médico dedicado a estas prácticas tendría que considerar los factores psicológicos y motivaciones de los menores o jóvenes que desean someterse a este tipo de prácticas".
Hay que ser bello. Esta prohibido ser gordito. Los rollitos no deben estar en nuestro cuerpo y si están debemos hacernos una lipoaspiración. Si no tenés nada en la cabeza no importa. Los valores no importan. Lo que importa es que tengas unos glúteos envidiables, esculturalmente perfectos. Porque si tenés un físico con buenos pechos y una buena cola, aunque sea todo de plástico, encajas en la sociedad. La sociedad te acepta. Caes bien. Total se considera tu piel pero tu corazón no. La escritora Lourdes Ventura, autora de "La tiranía de la belleza", lamenta las referencias que tienen muchas de estas jóvenes a la hora de marcar sus ideales de belleza: "Estas niñas se miran en modelos que previamente han pasado por los quirófanos". En muchos casos, "sus propias madres también han pasado por la cirugía y ellas simplemente siguen el ejemplo. El mercado de las apariencias mueve cientos de miles de millones al año. Y está claro que, mientras exista negocio, el fenómeno va a continuar. Hasta ahora las mujeres hemos sido las más vulnerables pero ya se incorporan los hombres. Estamos hablando de una especie de acoso psicológico publicitario". Una publicidad que vende una imagen del éxito donde la juventud y la figura esbelta dan mejores resultados en el terreno laboral y sentimental, aseguran algunos estudios. Una figura que también lleva aparejada un tono de piel, el moreno. Y para conseguirlo está el sistema tradicional: tumbarse al sol o bien, acudir a un salón de belleza o centro de bronceado para recibir varias sesiones de rayos UVA. Una moda que empieza a ser peligrosa a juicio de los especialistas: aumento de casos de cáncer de piel, alergias, quemaduras importantes, etc. Algunos, como el doctor y académico Vicente Vicente proponen como medida urgente "emprender campañas sanitarias para evitar los excesos de radiación solar, que en la actualidad ya están produciendo importantes patologías". No hace falta pensar mucho para darse cuenta que estamos viviendo en la era donde todo es de plástico, incluso los corazones de las personas. Cuidar nuestra silueta esta bien, pero basarnos en la belleza exterior para clasificar y ponerles un precio a las personas creo que es una actitud tiránica de nuestra parte. Indudablemente debemos pensar en que una persona no esta constituida solo por el afuera sino también por el adentro. Debajo de la piel hay sentimientos, un corazón que late, un ser humano que tiene valor íntegramente. Al fin y al cabo, Confucio tenía razón cuando dijo: “cada cosa tiene su belleza, pero no todos pueden verla”.

Julio César Cháves.
Escritor78@yahoo.com.ar

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